martes, 4 de febrero de 2014

Capítulo XI

A veces me pregunto si es posible soñar con los ojos abiertos. Dejar que tu mente vuele lejos, imaginar un mundo perfecto sin la necesidad de dormirse. Ahora mismo me estaba sintiendo así. Hacía tanto tiempo que no encontraba un motivo para sonreír que ya olvidaba hasta como se sonreía. Cuando pasas tanto tiempo sola aprendes a cuidar de ti misma, aprendes a sobrevivir sin la necesidad de otra persona, de otras palabras, de otras ideas o de otras opiniones. Pero, aunque aprendas a vivir sola, siempre va a quedar un hueco, un vacío en tu corazón. A simple vista parece invisible, pero si respiras hondo lo notas, notas como hay algo en tu interior que está mal. La verdad, no se que me daba más miedo; si el hecho de que ese vacío se hiciera más grande o el hecho de encontrar a alguien capaz de llenarlo. Ahora había encontrado a alguien y ya no había marcha atrás. Aunque creo que mi nuevo miedo era el hecho de perder a ese alguien, de perder a esa persona que me estaba haciendo revivir de nuevo. Yo era como una mesa de esas que solo tiene una pata en medio, si perdía a Adrian, a la única "pata" que me sujetaba, me iba a caer. No pensaba permitirme el lujo de perderle. No ahora. Sentía cosas por él, cosas muy fuertes que hacía meses que no sentía por nadie, pero seguía triste. Había algo en mi interior que todavía me impedía ser del todo feliz. Alex...
-Alicia, ¿tienes frío? Estás temblando.
De repente la pregunta de Adrian interrumpió mis pensamientos. Fue entonces cuando abrí los ojos. Llevábamos todo el día tirados en la cama descansando, viendo películas y riendo. Ya era tarde, la tele seguía encendida y en la pantalla se veía una película en blanco y negro. Debía de ser un tostón porque los dos nos habíamos quedado dormidos. 
-Pues si que tengo frío si.
Le contesté algo extrañada.
-Ven que te abrace boba, estás helada.
Entonces nos acurrucamos juntos en la cama. Parecía una de esas películas típicas de amor que cuando vas al cine a verlas toda la sala está llorando. Era todo tan bonito que asustaba, asustaba tanto que me rompí. Empecé a llorar. Intenté aguantarme las lágrimas pero no pude.
-Eh, eh Alicia, ¿qué te pasa?
Se incorporo rápidamente. Me incorporó a mi también mientras me sostenía la cara con sus manos y me secaba las lágrimas con su dedos. 
-Nada, que soy tonta.
Intenté sonreír para restarle importancia al asunto, pero después de esa sonrisa tan falsa me puse otra vez a llorar.
-Venga, Alicia, ¿qué pasa? Cuéntamelo, me tienes aquí para todo, ya lo sabes.
-Ese es el problema.
-¿Cuál? ¿Qué me tienes aquí?
-Si, eres demasiado perfecto, no te mereces a alguien como yo. Te mereces a alguien mil veces mejor que yo.
-Va, no digas tonterías.
-No son tonterías Adrian.
Le corté enfadada.
-Alicia, ¿que te pasa?
-Solo voy a traerte problemas, me siento como un peso para ti, como si lo hicieras todo por obligación, por pena. No quiero ser un juguet...
No me dejó acabar la frase, y enfadado pronunció las palabras, y digo "las" porque fueron únicas.
-Alicia, por ahí no paso. ¿Problemas? Mira desde el momento que te encontré tirada en el suelo muerta de frío la primera noche supe que eras alguien especial, cuando abriste los ojos y me miraste sentí algo dentro de mi, algo que me hizo sentirme vivo de nuevo. Acababa de pasar por una mala racha y esa noche conseguiste hacerme reír, me alegraste, me enamoraste. De ahí en adelante, rezaba cada segundo por recibir un mensaje tuyo, una llamada diciéndome que me echabas de menos o que simplemente te apetecía verme, algo para saber que te acordabas de mi. Deseaba con todas mis fuerzas que volvieses a subir a mi moto, que me volvieses a abrazar por la espalda. Necesitaba abrazarte yo a ti otra vez. Volver a mirarte a los ojos o volver a verte reír. Tu sonrisa... Es que joder tienes la sonrisa mas bonita del mundo. Cuando me llamaste la otra noche, llorando, se me calló el mundo a los pies. Tampoco habíamos pasado tanto tiempo juntos, tampoco habíamos hablado tanto, pero es que pensar que te perdía, sentir que te ibas para siempre me hizo tener ganas de irme contigo. Solo de imaginarme que nunca más iba a poder ver tu sonrisa se me hizo el mundo pedazos. Habría hecho cualquier cosa por ti. Lo habría hecho y lo haría ahora mismo. Porque siento que en este momento eres lo más importante que tengo. Es pronto para decir "Te quiero", por lo tanto no te lo voy a decir. Pero te necesito, te necesito conmigo todos los días, necesito asegurarme de que estás bien, de que sonríes. Necesito saber que nadie te hace llorar, porque nadie merece tus lágrimas. Así que no me vengas con bobadas Alicia, porque ahora mismo no te pienso cambiar por nada, no te pienso dejar escapar. Y si te quieres ir, no te lo voy a impedir, pero haré todo lo que pueda y más para convencerte de que te quedes. 
Después de que pronunciara esas palabras sonreí, sonreí como una tonta con la cara llena de lágrimas. Él me besó, me besó tan intensamente que no quería que ese beso se acabara nunca.
-Adrian, eres la única persona que me queda en el mundo, no quiero perderte, no quiero cagarla y perderte.
-No me vas a perder, no vas a cagarla, y si la cagas me vas a tener aquí para ayudarte a solucionar el problema.
-Gracias.
-¿Gracias por qué?
-Por darme motivos para seguir viviendo.
-Tienes mil motivos para vivir, no dejes que un día gris te hunda, no olvides que después de la tormenta siempre sale el sol.