jueves, 19 de diciembre de 2013

Capítulo IX

¿Qué pasa cuando mueres? ¿Qué pasa cuando tu tiempo se acaba, cuando te consumes? ¿Qué ocurre? ¿a dónde vas? ¿Qué ves? Son cosas que no se saben, por lo tanto nunca llegué a saber si morí. Nunca llegué a saber si alcancé mis más profundos deseos de desaparecer de este mundo. Ni una luz blanca al final de un túnel, ni alguien que estiraba de mi mano, ni recuerdos, ni imágenes de mi vida, nada, nada que me hiciera saber si realmente estaba muerta. Solo tranquilidad, solo calma, sequedad y soledad. No veía nada. Es como ese momento en el que intentas dejar tu mente en blanco y no puedes. Ese momento en el que intentas no pensar en nada y no puedes porque estás pensando en eso. Pues es como ese momento pero consiguiéndolo. Por fin tenía lo que quería, por fin me había conseguido quitar del medio. Ahora, lo que me preocupaba era la cara de la persona que me encontrara. La cara de Alex cuando viera lo que sus palabras habían conseguido obligarme a hacer. La cara de mis padres cuando se dieran cuenta de que ya no me tenían ahí. O la cara de... Por un momento me sentí egoísta. ¿Y qué pasaba con Adrian? Le había prometido que íbamos a volver a vernos. Y yo nunca rompo mis promesa. Por un momento necesité volver atrás, retroceder. Por un momento necesité volver al segundo exacto en el que decidí tomar esta decisión. Supongo que habría llamado a Adrian y con una voz entre dulce y triste le habría dicho que no iba a poder verle más, supongo que él me habría preguntado por qué, supongo que yo me habría echado a llorar y le habría dicho algo como que me iba a ir para siempre, supongo que el habría entendido a que me refería y hubiera venido a verme, supongo que hubiera venido y me hubiera gritado o simplemente me hubiera hecho entrar en razón, supongo que me hubiera impedido cometer esta gilipollez. Pero ya era tarde para suposiciones. Ya no había nada que pudiera hacer. Estaba ahí, no se muy bien en donde, no se muy bien si muerta, no se nada. No se que había pasado, ya no quería saberlo. Deseaba poder olvidarlo todo, deseaba poder volver atrás y hacer las cosas bien por una vez. Ahora si que me sentía estúpida de verdad. Entonces noté como algo acariciaba mi cara. Ni susurros, ni palabras. Solo algo que me tocaba la cara y se deslizaba por ella. Te juro que no se por qué ni como, pero abrí los ojos. Abrí los malditos ojos que me trajeron de vuelta al mundo real. ¿Qué había pasado? ¿No servía ni para quitarme del medio? Cuando abrí los ojos no vi nada, parecerá ridículo pero no vi nada, solo oscuridad y agua. Era la lluvia lo que me había despertado. Estaba empapada de los pies a la cabeza. Empapada y sola tumbada en mitad de la acera. Me incorporé lentamente y dirigí mi mirada asustada hacia mi muñeca. No se que me asustaba más; si que el corte no estuviera ahí y solo hubiese sido un sueño, o que realmente si que estuviera y verdaderamente hubiera intentado suicidarme. Fue entonces cuando vi el corte ahí, sangrando y algo dentro de mi se rompió, me asusté, me asusté mucho. Saqué el móvil del bolsillo. Estaba histérica, me temblaba el pulso. No se como ni por qué pero instintivamente marqué el número de Adrian. Cuando empezó a sonar me asuste, ¿qué iba a decirle? De repente descolgó.
-Si, ¿quien es?
Mi voz no se atrevió a hablar.
-¿Hola?
Repitió él algo extrañado.
-Adrian...
Me atreví a decir por fin.
-¿Alicia? Te oigo rara, ¿estás bien?
No se que me pasó, te juro que no se que me pasó, pero me rompí a llorar.
-Alicia, ¿qué pasa? ¿Dónde estás? 
Yo no podía parar de llorar.
-Adrian joder, la he cagado, la he cagado mucho...
-Alicia, tranquilízate, no será para tanto, ¿qué ha pasado?
-He hecho una tontería...
-¿Alicia que tontería?
-Una muy grande, y ahora estoy asustada, hay mucha san...
No pude ni terminar la frase, me rompí a llorar, empecé a temblar, no podía parar.
-Alicia, ¿donde estás?
Estaba muerta de frío, empapada, temblando, me acurruqué, me deje caer de lado tumbándome suavemente sobre el asfalto húmedo. Dejé caer el teléfono al suelo. Recuerdo que pude oír lo que me decía.
-Alicia, Alicia joder responde, Alicia, Alicia por favor dime algo. Joder contesta.
Me dolió mas a mi que a él, oírle así, oír como se preocupaba por mi.
-Ven...
Le susurré antes de cerrar los ojos completamente. Tragué saliva, y respiré hondo. Oí como la llamada se cortaba. Me encontraba tumbada tiritando, temblando de frío, de miedo, había mucha sangre, estaba muy mareada. Solo deseé que llegara ya, que me encontrará. De repente, entre el ruido de la lluvia escuché un motor, parecía el de su moto. Jamás había sentido esa tranquilidad que ahora me invadía. Le escuché frenar, parece que casi derrapó con el agua acumulada en la carretera. Le oí bajar de la moto y lanzar el casco al suelo, oí sus pasos corriendo hacia mi. Oí su voz histérica gritando mi nombre. Pero yo no podía abrir los ojos. No podía verle. No se si era falta de voluntad, cansancio o qué. Pero me asusté. ¿Y si ahora sí que estaba muerta de verdad?










1 comentario:

  1. Madre mía,yo soy una seguidora tuya de Ask,y en tu información e visto el link de este blog y me parece increible esta novela,es diferente a las demás,estoy impaciente por el capítulo X.¡Escribes de maravilla !Un besote muy fuerte cielo y sigue con esta preciosidad de novela :)

    ResponderEliminar