lunes, 2 de junio de 2014

Capítulo XIII

-Alicia, ¿sabes donde estás?
-En un hospital.
-Y... ¿sabes por qué?
-Alex y yo chocamos con un camión, pero los dos estamos bien.
Cuando pronuncié esas palabras pude ver la expresión de dolor en los ojo de mi madre.
-Hija... Verás...
-¿Qué pasa mamá?
-Alex...
-¿Qué pasa con Alex mamá?
-Alex no está bien...
-Va mamá, no bromees, acabo de estar con él, hemos estado hablando, solo llevaba magulladuras.
-¿Dices que has estado hablando con él?
-Sí, hace un rato, en la azotea.
-Pero... Alicia cuando he subido estabas sola.
-Ya lo se, habrá pensado que eras alguien del hospital y se habrá escondido para que no le dijeses nada.
Mi madre me miró aturdida, la vi salir de mi habitación y vi como se puso a hablar con una enfermera, las dos me miraron con lástima. La enfermera entró, me volvió a conectar todos esos cables absurdos, me dijo que descansará, que mañana tenía que hacerme bastante pruebas.
-¿Tendré algún rato libre para ver a mi novio?
Le pregunté inocentemente, pero no me contestó. Los días siguientes parecía que todo el mundo me estaba ocultando algo. Nadie se paraba mucho rato a hablar conmigo, en cuanto te mencionaba todos apartaban la mirada y cambiaban de tema. Me acerqué a la recepción del hospital para preguntar en que habitación estabas pero me ignoraron. Parecía que todo el mundo escondía algo, que había algo que yo no podía saber. Y entonces, empecé a temerme lo peor. A lo mejor tenías alguna hemorragia interna, por eso anoche parecías estar tan bien. Pasaron los días, no me dejaban salir de mi habitación. Todo eran pruebas y más pruebas... Cuando acabaron la pruebas me dijeron que me tenía que quedar un tiempo más allí, para mantenerme controlada y eso. Ese mismo día vinieron mis dos mejores amigas a verme. Entraron en la habitación tan tristes... Las dos me abrazaron casi llorando.
-Lo siento Alicia.
-Eh, ¿pero qué pasa? Estoy bien, son unos días para comprobar que todo va bien y me dejaran volver a casa.
-Pero.. Alicia...
Antes de que mi amiga acabara la frase mi madre entró en la habitación.
-Chicas ya, demasiadas visitas por hoy, necesita dormir.
¿Necesita dormir? ¿A las seis de la tarde? Algo raro estaba pasando aquí.
-¿Pero que dices mamá? ¿Vas a explicarme ya de una puta vez que está pasando? ¿Por qué todo el mundo parece que siente tanta lástima por mi? ¿Qué cojones pasa? ¿Me estoy muriendo o algo? Si es así sera mejor que me lo digas ya joder.
Antes de que acabara de gritarle, antes de que acabara de soltarlo todo me interrumpió...
-No Alicia, no te estás muriendo. No necesitas saber más.
-¿Qué no necesito saber más? ¿Pero tu quien cojones te crees que eres para decidir por mi?
Le grite tan fuerte como pude, mis amigas no podían articular palabra alguna y por supuesto, mi madre entró en mi juego.
-¿Qué quien cojones soy? Pues soy tu madre y haré lo que crea más adecuado para mi hija. Y si creo que no estás preparada para escuchar algo que va a hacerte daño pues evitaré con todas mis fuerzas que lo escuches.
-No puedes mantener la boca de todo el mundo callada durante tanto tiempo, no puedes vivir en una mentira constantemente, por dios, que no tengo 5 años. Sabes que puedo con cualquier cosa, pude con el cáncer del abuelo, pude con el accidente de la tía, pude con...
-No sigas.
-¿Qué no siga con qué? ¿Con la aventura de pap...
Me cruzó la cara, me dio una bofetada la cual hizo a mis dos amigas abrir los ojos como platos. Se hizo un silencio profundo en la habitación. Le escupí en la cara. Le escupí con tanto odio que ni yo misma me reconocí. Me levanté y me fui por la puerta.
-¿A donde vas?
-Con Alex.
Fue decirle eso y se echó a reír.
-¿De qué coño te ríes gilipollas?
Le dije mirándole con desprecio.
-Alex no está, ¿sabes?
Me dijo con un aire de superioridad que me produjo arcadas.
-¿De qué coño hablas?
-El accidente, tú te despertaste, él no.
-¿...qué?
Me costó articular esa palabra, ¿qué no se despertó? ¿cómo que no se despertó? Agarré el jarrón que había al lado de la puerta y lo lancé al suelo. Me di media vuelta y empecé a correr, corrí desesperada, salí a la calle y seguí corriendo. No sabía hacia donde estaba yendo. Solo quería verle, saber que eso que mi madre había dicho era mentira. No se por que, ni se cómo, pero cuando me quise dar cuenta aparecí en aquel puente, aquel puente donde te vi sonreír por última vez.



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